lunes, 1 de septiembre de 2008

Vacaciones, 2ª parte




Nos quedamos a la vuelta de Lisboa yendo a las fiestas de la Paloma, unas fiestas que aglutinan a todo el personal de Madrid y alrededores en torno a las Vistillas y La Latina. Son divertidas y compartiendo espacio con San Isidro están menos masificadas y también dan más cuartelillo, dejando música en las calles hasta las tres de la mañana. Se agradece.

Pero vamos, con la masacre aún encima, rehaz la maleta y tira hacia un pueblo desconocido de Alicante, al menos para mi, pero claro es que nunca he ido en avión allí. Y, logicamente, es por que el aeropuerto de El Altet - Alicante esta pegado al pueblo del mismo nombre. El Altet es un pueblecito pequeño, sin edificios altos y con la zona cercana a la playa practicamente virgen y mucha vida. Asi tuvimos un apartamento muy cuco, con buena insonorización, aunque ineficaz cuando duermes con las ventanas abiertas, aunque quitando a ciertas horas el tránsito aereo es más que aceptable.

Este pueblecito esta a menos de diez kilometros de Alicante y a menos de quince de de Elche (a la que pertenece el pueblecito y Santa Pola). Así eta claro que o vas de excursión o vas de excursión por las tardes. Además tuvimos muy mala suerte con el agua que arrastraba multitud de guarrerias y corrientes provenientes de Alicante suponemos por ser el puerto más cercano.

Pero bueno así conocimos Santa Pola y su fortaleza, Elche y su palmeral,

Alicante y toda la vida que demuestra una ciudad sin nada en particular salvo el castillo que no visitamos (cosas de ir un poco tarde y que el ascensor tenga un horario reducido)

todo ello rematado con el día pasado en Calpe que la verdad que teniendo unas playas pequeñitas en tamaño (la verdad es que las del Altet son largas, como las de Gandía pero más estrechas) tiene un agua bastante cristalina y agradable bajo la imponente mole del Peñón de Ifach
y la tremendamente aburrida ciudad de Murcia y su preciosa catedral barroca (es tan aburrida como la recordaba de hace unos años).




En definitiva diez días de desestresamiento y algún día de estrés debido a la perdida de la cartera mi hermano pero que me permitieron conocer nuevas zonas de España que no conocía y algún que otro buen lugar donde hacer paradas y tomar unas cañas.

Así vuelta a Madrid pero solo por un día porque había que volver al pueblo donde esperaba un momento clave en la vida del pueblo, las fiestas del Santísimo Cristo de la Agonía, la fiesta cumbre del verano. Allí además de Elena y Vero (residente y robledana de pro) acudieron invitadas por la segunda Virginia y Elena donde tan solo estuvieron el viernes donde el concierto de los hombres G era el momento cumbre (entretenido porque no decirlo) y la orquesta que aguantó hasta las cinco de la mañana puso la guinda al pastel. Al final a la cama a las seis de la mañana y al día siguiente levantarse a media mañana para ir de parranda con la familia y terminar comiendo paella además de ver a Juli, Laura y David por la tarde que se pasaron de visita por Robledo. Y luego cansado sólo aguante hasta las 4 y media en parte porque la macrodiscoteca tenía un ajuste de sonido nefasto y porque la orquesta anterior era mala y en parte porque simplemente estaba muerto de sueño.

Y ahí se acaba el mes de vacaciones con un madrugón el lunes para cumpliemtar el último fin de semana de campamento en septiembre, terminado rapidamente y sin mayores sobresaltos a pesar de haber tenido que enfrentarnos a un ambiente nuevo.

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