lunes, 8 de octubre de 2007

Belisario

Después de leer la magna obra de Robert Graves El Conde Belisario me picó la curiosidad y me puse a investigar la historia de este afanado y desconocido general, poco estudiado y trabajado en la historiografía hispano en gran parte por pertenecer a una época histórica muy maltratada como es la inmediatamente posterior a la caida del imperio romano de occidente, el siglo VI.

Y es que tirando de wiki vemos que nació en el año 500 (por lo visto otra fecha mística en la que se iba a acabar el mundo) dato que ya nos ofrece Graves en un momento en el que Bizancio estaba empezando a pasarlo mal y a recibir golpes por todos lados (tónica que se repitió durante los siguientes 900 años) además de estar entretenidisimos en discursiones interesantísimas sobre la naturaleza de Cristo, de Dios y de las gallinas.

Pero al tajo con el personaje, la historiografía nos lo presenta como el perfecto caballero, pero perfecto perfecto: honrado, modesto, inteligente, leal, sufrido y recto, además de persona con una capacidad para perdonar a todo lo que se menea, especialmente a su emperador Justiniano, al que en el libro se nos presenta como un individuo mezquino y celoso de los exitos de su general y en general de cualquiera con éxito (que novedad, ¿eh?) además de ser muy pio y sufrido creyente de que todas las cuitas del Imperio se solucionaban construyendo iglesias (aunque a ver quien es el guapo que dice que no le impresiona Santa Sofía, desde luego yo no) mientras desatendía a sus ejercitos y a sus súbditos (¿ a que esa es otra novedad en la historia de la humanidad?) dejando que fuera su esposa Teodora la que llevara los pantalones en casa y en el imperio con bastante más sentido común. Sin duda el hecho de que proviniera de las clases más bajas (parece ser que fue meretriz) influiría a la hora de no dejarse pisar pero sin perder nunca de vista cuales eran muchas de las necesidades del imperio además de ser capaz de mantenerse con los pies en la Tierra en las situaciones más complicadas.

Pero bueno, contando con el apoyo de Teodora o sin él, lo cierto es que Belisario vencio al inmenso imperio Sasánida en Dara (530 d.C.) y termino con una ligerisima derrota posterior consiguiendo la firma de la Paz Eterna, en la cual al menos consiguieron establecer una zona estable a un con grandes tributos. Luego les salvo el pescuezo cuando, de paso por la capital, se produjo la revuelta de Nika provocadas por la facciones de las carreras de cuádrigas y se vieron obligados a hacer una matanza para reimponer la paz, todo ante un asustado Justiniano dispuesto a huir cual conejo de las viboras.

Asi que nos quitamos de enmedio al pesado del general ese y lo mandamos al norte de África a que se pegue con los vándalos con un ejercito importante pero nada extraordinario (aunque contaba con su caballería pesada entrenada especialmente por él, capaz de cargar como la caballería germana pesada y de disparar como los hunos a todo bicho que se moviera). Allí con un poco de suerte anexiona esas tierras de nuevo al imperio romano hasta el punto de otorgársele el último triunfo del imperio romano.

Y ya que estaba por allí le mandamos a Italia a que se pegue con los ostrogodos (otro pueblo guerrero armado hasta los dientes y que había sojuzgado a los orgullosos italianos no precisamente por su labia) haciendo que deje tropas para enfrentarse con los últimos vándalos rebeldes y con los moros que aprovechando la situación se lanzan al pillaje. Pues allí va Belisario como un campeón y toma Napoles y Roma, las dos ciudades más grandes junto a Rávena de Italia y resiste el asedio ostrogodo en la teóricamente fatalmente defendible Roma durante todo el invierno. Pero en primavera con cuatro gatos de refuerzos se dirige al norte, ocupa Milán y consigue conquistar Rávena y capturar al rey Ostrogodo Vitiges.

¿Se os ocurre que paso en Rávena cuando entro a la ciudad? Pues ni más ni menos que le ofrecieron la Corona del Imperio de Occidente, lo que en ese momento no era mucho, pero incluiría Italia y el Norte de África dominados de facto por el propio Justiniano. ¿Y que hizo el superheroe cristiano? Pues eso, respetar a su emperador (que le odiaba y después de eso aún más), rechazar la corona y volverse a Bizancio desde donde le mandaron de vuelta a Siria a pelear con los persas con un ejercito mal equipado y entrenado y donde con astucia, que no tropas, fue capaz de mantenerlos a raya, aunque a costa de un alto precio económico.

Se merecía un descanso Belisario, ¿a que sí? Pues nada de vuelta a Italia con cuatro gatos (3000 personas según Graves) a intentar defender lo que quedaba de sus propias conquistas que era poco más que Roma para el sur. Mantuvo una larga campaña donde no pudo obtener victorias importantes y si múltiples derrotas que desgastaban sus tropas cada vez más escasas y peor pertrechadas. Hasta que se ordeno su sustitución de la campaña de Italia ( su sucesor, con diez veces más hombres y mucho más dinero consiguió vencer a los ostrogodos y unir la peninsula Itálica al imperio Bizantino, eso hasta que le pudo el orgullo y la pifio, costando su soberbia la vida a miles de sus soldados) y su vuelta a Constantinopla donde aun teniendo múltiples títulos militares se le tenía apartado de los aspectos prácticos y diarios de la defensa, situación agravada por la muerte de su valedora Teodosia.

Asi paso quince largos años (559 d.C.) , alejado de toda responsabilidad militar hasta que, tachán tachán, un invasion de bulgaros arrasaba los terrenos imperiales llegó a la puerta de Constantinopla y el emperador tiene que tirar del único jefe que había por allí después de que sus rezos fracasaran. Así Belisario levanta un ejercito de veteranos que habían servido a sus órdenes en las campañas de Oriente, África e Italia (cerca de treinta años habían pasado ya de las primeras de ellas) y se lanzan a una acción desesperada pero perfectamente planificada con la cual ponen pies en polvorosa al inmenso ejército búlgaro al frente de sus (según Graves) 300 hombres (anda, como las Termópilas, ¿por qué será?) consiguiendo una aplastante victoria que salva Bizancio y al emperador.

Después de eso parece que ya se va a jubilar tranquilamente hasta que se le acusa de corrupción además de difamarle y pasa un tiempo muy escaso en prisión hasta que Justiniano perdona al general ante unos cargos que parecen completamente falseados y más destinados como venganza personal de un antiguo secretario suyo y del emperador (ante las presiones de una ciudad que no olvidaba que le debía la vida y la fortuna a Belisario tres años antes), para acabar sus vidas tranquilamente en su casa.

O no, porque cuenta la leyenda apócrifa que a Belisario le cegaron justo antes de salir de prisión y le redujeron a la más absoluta mendicidad, pero que ayudado por algunos de los que nunca le olvidaron comenzo a pedir a la escalinata de una iglesia con gran costernación por parte de todos los bizantinos según se iba corriendo la noticia por la ciudad, llegando sus veteranos a socorrerle y protegerle y miles de ciudadanos, labriegos, ancianas, meretrices, niños y de nobles a entregar lo que buenamente podían a su protector que reunió una fortuna en sólo unas horas obligando al emperador a perdonar a Belisario ante la posibilidad de nuevas revueltas de un pueblo que respetaban a su héroe mucho más que a su emperador, ante el que Belisario, dicen, nunca se rebeló en público ni le afeó su conducta.

Sin duda un personaje curioso digno de pasar a los anales de la historia, muy maltratados por la época en que le tocó vivir, olvidándose de la importancia que tuvo para la supervivencia posterior del Imperio. Además la vida de este general griego a inspirado múltiples libros además del citado Conde Belisario de Graves y personajes en lugares tan diferentes a su contexto histórico como lo es la Fundación de Asimov donde la historia de Belisario se repite ahora en el espacio muchos milenios más tarde.

Espero que no os hayais aburrido mucho si alguien ha tenido la santa paciencia de leerlo hasta el final.

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