miércoles, 14 de noviembre de 2007

Berlin

Lo primero de este viaje que debo decir es que estuvo genial. Sobre Berlin decir que es una ciudad que me pareció muy fria, muy grande y muy llano. La gente muy amable, el hotel sencillo pero limpio y acogedor, monumentos muy monumentales, un museo ACOJONANTE, transporte público rápido, comida consistente y a precios muy asequibles, de hecho Berlin no resulta demasiado caro para el estandar de vida de un madrileño, y por último capítulo aparte para las berlinesas que, con el perdón de mi vida, son muy guapas.


Vaya supercondensación que he presentado. Resumamos el viaje:

El jueves Jorge, quien esto escribe, tuvo la brillante ocurrencia de pillar un resfriado de órdago con fiebre que le hizo volverse a casa imposibilitado para seguir currando. Resultado: toda la tarde rezando para que el frenadol hiciera efecto. Y levantarse para ir a cenar con todos y nuestras contrarias al Telepizza antes de ir a dormir todos juntos a casa de Jaime. Y alli los cinco juntitos a esperar un taxi después de dormir tres horitas. Vamos, las mejores condiciones para afrontar un viaje. Pero los rezos surgieron efecto y mal que mal estaba en pie de guerra para afrontar el viaje.

Asi que antes de las cinco ya estabamos en el aeropuerto dispuestos a facturar y tras desayunar tranquilamente en el aeropuerto casi no llegamos a la cola de embarque, donde el caos del sitema de embarque de easyjet es importante y más cuando se hacen varias colas y hay listos. Pero bueno, más o menos salimos a la hora y tras tres horas de vuelo en las que fui incapaz de quedarme sopa a pesar de lo hecho trizas que estaba, llegamos a Berlin, al aeropuerto de Schoenenfeld, un aeropuerto desde el que operan low cost y aerolineas del este de Europa bastante pequeño y anticuado, pero que esta planeado se convierta en el aeropuerto de referencia de Berlin. Y de allí, al tren. Un tren de la epoca de la RDA, pero rápido, que nos llevo primero hasta Alexander Platz (centro neurálgico de transportes de Berlín, coronada por la impresionante Torre de Comunicacionesy de alli cogimos el metro hasta Schonhauser Allee situado a cincuenta metros escasos del hotel.
En el hotel 4 Youth (un dos estrellitas justito, pero limpito, con cuarto de baño y desayuno incluido en la oferta) nos atendio un pedazo teutón originario de Berlin cuyo inglés tenía un acento muy marcado pero se comportó estupendamente e incluso bromeo en algún momento con nosotros en español, dandonos una habitación que ya tenía preparada y donde pudimos dejar todos los mostrencos para irnos a descubrir la ciudad.
A las 12 salimos prestos y dispuestos a conocer la ciudad, rumbo a Postdamer Platz, la vanguardia arquitectónica de la ciudad y punto de partida de nuestro recorrido. Allí nos topamos con los restos del Muro y con un impresionante conjunto de edificios y rascacielos en lo que la época de la Guerra Fría era un descampado fronterizo, pasto de la destrucción a la que fue sometida durante la II GM. Asi que desde allí subimos hasta la Puerta de Brandemburgo, pasando por el monumento al Holocausto, una enorme construcción de bloques de cemento que desprende tristeza, aumentada por el plomizo cielo de Berlin y la lluvia que empezo a caer en ese momento y que ya nos acompañaría durante todo el día.


Continuará.....

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