viernes, 28 de septiembre de 2007

La Noche en Blanco






Una semana después vamos a reflexionar sobre la Noche en Blanco y el infierno que desata en la ciudad su celebración. Vayamos por partes.

Actividades: Como la primera vez, mal repartidas, aunque esta vez conseguimos llegar a una zona con varias actividades que no estaba demasiado masificada, el Conde Duque donde además de una exposición para la que nos tuvimos que comer sólo media hora de cola (el año pasado fueron casi tres horas de cola para ver los Códices de Da Vinci) nos encontramos un precioso concierto de música-performance visual (vamos música acompañando a los dibujos que aparecían en una pantalla gigante y contando una historia) aunque la temperatura y la humedad no ayudaran lo más mínimo a hacer agradable la noche y terminar en una divertidísima performance con la participación de la UE y el 50 aniversario del tratado de Roma con sofás en el centro del patio pequeño, montones de ropa para que la gente jugara con ella, actividades de pintura urbana, videos en pantallas gigantes, tal vez la actividad más divertida de la noche (aunque el trancazo que llevaba encima esa noche era de órdago y aún continua). Aún así, por lo que me han dicho otros amigos, en general era imposible estar en muchos sitios, puesto que las colas eran de órdago.

Y porqué, ¿por qué era gratis? Sí y no. Me explico. Esta clarísimo que el que haya visitas gratuitas a montones de sitios hace que a la gente le entre el ansia por ir a visitar cosas, pero también esta claro que el hecho de que aparezcan actividades y lugares que a diario están vedados al común de los mortales influye también. Es decir, no hay posibilidad alguna de visitar a diario los entresijos del Teatro Real y se ofrece en la noche en Blanco unas visitas guiadas. El resultado es sencillo, colas de horas. Además en Madrid actividades por la calle, conciertos al aire libre gratuitos y esas cosas no dejan de ser aspectos puntuales y no es algo normalizado. Si hubiera más, no estaría todo el mundo como loco por ir a uno y no se montarían esos pifostios. Además sí las actividades duraran más tiempo (todo hasta las seis de la mañana o directamente 24 horas) se montarían otros follones, pero se podría hacer todo con más tranquilidad. Luego hay otra cosita que tampoco estaría de más comentar. Si vas a concentrar muchas actividades en un lugar concreto, mejor no lo hagas. Concentra muchas actividades en varios sitios distintos hasta el amanecer y así no tendrás aglomeraciones a última hora y te verás obligado a cerrar el Matadero por exceso de aforo.

El Transporte: si en algo se llevo un suspenso más grande que las Torres de la Ciudad Deportiva esa noche fue aquí. No se puede cerrar el metro a la hora de siempre, como mínimo hubiera debido aguantar abierto hasta las 4 de la tarde con una frecuencia de paso de máximo cinco minutos y los buses debían de haber tenido todos (buhos, buhometros y buhos especiales) una frecuencia máxima de cinco minutos y en tandems. El resultado era buses petadísimos, otros que no pasaban, tráfico colapsado porque las vías que debían estar cortadas no lo estaban del todo y te encontrabas con coches por lugares por los que no deberían estar. Todo eso obviando el hecho de que mucha gente es medio tonta (o tonta del todo) y se querían meter hasta la cocina con su coche, a pesar de tener cortada la Gran Vía, la Castellana y parte de la Calle Alcalá además de encontrarnos con el hecho de que partes que deberían estar cortadas no lo están incluyendo algunas calles que cruzaban las principales. Y lo de los taxis va aparte. Si conseguir uno es imposible un finde cualquiera ese simplemente era un acto de fé. Al final conseguimos uno en Puerta de Toledo de chiripa y dando gracias por el hecho de poder cogerlo porque estaba en un estado más que lamentable por culpa del peazo resfriado que una semana después sigue dando por culo.

1 comentario:

Lal dijo...

Tienes más razón que un santo! Reconozco que nosotros tambien tuvimos parte de culpa porque no teníamos claro donde ir y más bien fuimos deambulando a ver qué nos encontrabamos...pero sí, Madrid esa noche es una absoluta locura. Mil cosas que ver pero millones de personas para verlas. Toda la ciudad parecía Preciados el primer día de las rebajas, y lo del Matadero una absoluta locura.
Espero que año tras año vayan puliendo la que en teoría es una idea genial, pero en la práctica deja bastante que desear...